Literatura Española del Siglo XVII

1.1.- SOCIOLOGÍA DEL BARROCO

1.1.3.- LA IMAGEN DEL MUNDO

1.1.3.1.- Tópicos: El mundo como plaza.

Baltasar Gracián: El Criticón (1ª parte, Crisi 6ª)

Fuelos guiando [el centauro Quirón] a la Plaza Mayor, donde hallaron paseándose gran multitud de fieras, y todas tan sueltas como libres, con notable peligro de los incautos: había leones, tigres, leopardos, lobos, toros, panteras, muchas vulpejas; ni faltaban sierpes, dragones y basiliscos.

—¿Qué es esto? —dijo turbado Andrenio— , ¿dónde estamos? ¿Es ésta población humana o selva ferina?

—No tienes que temer; que cautelarte, sí —dijo el centauro.

—Sin duda que los pocos hombres que habían quedado se han retirado a los montes —ponderó Critilo— por no ver lo que en el mundo pasa, y que las fieras se han venido a las ciudades y se han hecho cortesanas.

—Así es —repondió Quirón—. El león de un poderoso, con quien no hay poderse averiguar, el tigre de un matador, el lobo de un ricazo, la vulpeja de un fingido, la víbora de una ramera, toda bestia y todo bruto han ocupado las ciudades; esas rúan las calles, pasean las plazas y los verdaderos hombres de bien no osan parecer, viviendo retirados dentro de los límites de su moderación y recato.

—¿No nos sentaríamos en aquel alto —dijo Andrenio— para poder ver cuando no gozar, con seguridad y señorío?

—Eso no —respondió Quirón—. No está el mundo para tomarlo de asiento.

—Pues arrimémonos aquí a una de estas colunas —dijo Critilo.

—Tampoco, que todos son falsos los arrimos de esta tierra: Vamos paseando y pasando.

Estaba muy desigual el suelo, porque a las puertas de los poderosos, que son los ricos, había unos grandes montones que relucían mucho.

—¡Oh qué de oro! —dijo Andrenio.

Y el Quirón: —Advierte que no lo es todo lo que reluce.

Llegaron más cerca y conocieron que era basura dorada. Al contrario, a las puertas de los pobres y desvalidos había unas tan profundas y espantosas simas, que causaban horror a cuantos las miraban; y así, ninguno se acercaba de mil leguas: todos las miraban de lejos. Y es lo bueno que todo el día, sin cesar, muchas y grandes bestias estaban acarreando hediondo estiércol, y lo echaban sobre el otro, amontonando tierra sobre tierra.

http://mimosa.pntic.mec.es/~sferna18/gracian/Gracian-Baltasar_El_criticon.pdf